Pero, ¿Qué pasa cuando un buen día nuestro gato, no termina su plato de comida o en lugar de saltar al sofá para dormir se queda durmiendo en el piso o la alfombra? ¿Y el día que llegamos tarde al trabajo porque el gato no nos despertó?, sabemos que algo anda mal.
Todos estos pueden ser signos de que tu gato siente dolor. El dolor puede originarse por diferentes condiciones:
- Enfermedades metabólicas.
- Malestares gastrointestinales.
- Enfermedades del tracto urinario.
- Lesiones óticas u oculares.
- Enfermedades dentales.
- Traumatismos, golpes o dolores musculares.
- Problemas articulares.
- Compromisos cardiovasculares y de irrigación sanguínea.
Las causas pueden ser muchas, pero no debemos ignorar ninguna de estas, es muy importante reconocer y controlar cualquier malestar o dolencia, para que nuestra mascota tenga la calidad de vida que merece, lamentablemente ellos no tienen como decirnos que algo les duele, pero podemos reconocer los signos sugestivos de dolor:
- Cambios en el estado de ánimo y actividad:
- Disminución de la actividad.
- Disminución del rango de movimiento.
- Decaimiento.
- Inapetencia.
- Dejan de acicalarse.
- Comportamientos anormales:
- Eliminación inapropiada (no usan su caja de arena).
- Vocalización inapropiada.
- Agresión.
- Menor interacción social.
- Expresión facial extraña.
- Postura extraña.
- Inquietud o ansiedad.
- Se esconde por periodos muy largos de tiempo.
- Reacciones al contacto:
- Tensión en zonas del cuerpo.
- Saltan o reniegan al tocar algunas zonas específicas.
- Cambios fisiológicos:
- Respiración agitada.
- Cambios en su temperatura.
- Dilatación de las pupilas.
Si percibes alguno de estos cambios en tu mascota, podría estar sufriendo de algún dolor o malestar, debes hablar con tu veterinario para que lo examinen y descubran la causa.